Muchos tienen sueños y aspiraciones mientras crecen, pero muchos de ellos tienen que ver con la riqueza y la fama, muy pocas personas sueñan con convertirse en una persona sabia, llena de amor por Dios y por los demás.
Necesitamos más personas comprometidas que se conviertan en agentes de cambio, que acerquen a las personas a Dios a través de la difusión de su Palabra.